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09

Mar

2007

Escrito por Eva Santolaria   
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La joven intérprete representa hoy en el Palacio Valdés la obra de Ernesto Caballero 'Auto', que supone su debut teatral.
Acostumbrada a la forma de trabajar de los platós televisivos, Eva Santolaria ('Compañeros', 'Siete Vidas') se ha decidido a dar «el salto al vacío» y probar suerte sobre las tablas. Pero no lo ha hecho a lo loco sino que, como ella misma admite, cuenta con «una red» inmejorable: sus compañeros de reparto (Carmen Machi, Vicente Díez y Marisol Rolandi) y el texto escrito y dirigido por Ernesto Caballero, 'Auto', que esta tarde se representa en el Palacio Valdés. Ayer la actriz, recién recuperada del susto de una visita al dentista, explicó a LA VOZ sus sensaciones antes de la función.

-¿Cómo está siendo este 'salto'?
-Pues al principio fue terrorífico, porque el teatro es un medio que desconocía, con una forma de trabajar muy diferente a la televisión. Aquí, cuando se acaba el periodo de ensayo has de enfrentarte al público sin opción a repetir la escena, y esto me creaba inseguridad. Pero he tenido la suerte de debutar con Carmen Machi, con la que había trabajado en 'Siete Vidas', y hemos formado una piña con Vicente y Marisol. Además, debutar con Ernesto Caballero es un placer, tiene muchísima paciencia y está sacando lo mejor de mí.

-La obra presenta a cuatro personajes en la sala de espera de un juzgado, sin saber en calidad de qué comparecen. Una situación extraña...
-Sí. Por una parte están la esposa, el marido y la cuñada, que forman el núcleo familiar, y luego la autoestopista, que soy yo. Ha habido un accidente, y no saben si comparecen como testigos o como acusados. A medida que va transcurriendo la obra emprenden un viaje hacia el interior de sí mismos.

-¿Son los personajes reflejo de esta época?
-Son personajes con los que todos nos podemos identificar. Cada uno tiene su obsesión. El marido, el coche, la cuñada, los tratamientos de estética, la mujer, los electrodomésticos y el mío los fármacos. Reflejan la parte más consumista de la sociedad.

-Como actriz, ¿qué le ha aportado este trabajo?
-Era una manera de trabajar muy diferente. En la televisión vas construyendo el personaje con el tiempo, pero aquí no lo tienes, así que tienes que elaborarlo a través del texto, de ir diciendo lo mismo de diferentes maneras. Esto al principio me daba un poco de miedo, pero ahora me siento segura. Después de todas estas funciones he logrado que el personaje surja sin necesidad de acudir a las máscaras.

-¿Cuál es la respuesta del público?
-Muy buena. Al principio no sabíamos si lo iban a entender, porque es un texto con diferentes capas. Empieza como una comedia, pero no es sólo eso. No se puede decir que sea una función convencional, pero nosotros notamos que el público la vive, con sus risas, sus silencios... La gente lo pilla todo.

-¿Le ha ayudado su experiencia en 'Siete Vidas' a presentarse ante los espectadores?
-No sólo a eso, sino también a moverme en la comedia. 'Siete Vidas' ha sido en este sentido un entrenamiento estupendo, porque al público siempre hay que escucharlo. Me enseñó a guardar las pausas para la reacción del público. En este sentido juego con desventaja, ya que mis compañeros tienen mucha más experiencia.

-¿Algún proyecto a la vista, tal vez el cine?
-Hasta que no tener controlado el trabajo en el escenario no me veía capaz de compaginarlo con nada. En verano llegamos a Barcelona y Madrid, y después ya veremos.